jueves, 28 de mayo de 2009

Agenda de Futuro


Por Francisco Chahuán, Diputado.

Un gobierno debe transitar por dos estrategias básicas de vinculación; una que consiste en dar respuesta a las necesidades y solicitudes de los distintos sectores de manera reactiva, adecuándose a estas demandas y requerimientos; y otra que le exige utilizar su capacidad visionaria para adelantarse a éstas y proponer avances e innovaciones que permitan prever problemas y urgencias futuras, de manera proactiva o anticipatoria.

Lo cierto es que esto último claramente ha fallado en Chile. Diversas movilizaciones y manifestaciones ciudadanas en contra de una serie de hechos ocurridos en distintos ámbitos de la vida nacional han demostrado que las decisiones a menudo son reacciones a determinadas situaciones puntuales que no se han sabido prevenir ni detectar con oportunidad, eventualidad que hubiera permitido manejarlas mejor.

En gran parte, esto permite comprender el conflicto que existe entre la generación de expectativas y las medidas reales adoptadas. No es casualidad que durante las últimas administraciones hayamos podido apreciar una sucesión de conflictos que no terminan de resolverse. A fin de cuentas, las agendas públicas han sido articuladas, mucho más por los problemas emergentes, que por un análisis concienzudo y estratégico de los asuntos que debemos enfrentar.

Esto atenta contra el diseño de país que queremos construir. Por lo mismo, hace algún tiempo, junto a los diputados Álvaro Escobar, Marco Enríquez-Ominami y Esteban Valenzuela, presentamos una propuesta para crear lo que denominamos la Comisión Especial para el Futuro y Desarrollo Sustentable. Tenemos que elaborar estrategias de largo plazo para aprovechar oportunidades de desarrollo y ser capaces de anticiparnos a las amenazas y desafíos que se vienen. Es hora de abordar los temas estratégicos para Chile en el largo plazo, promoviendo, fomentando y apoyando la innovación en el más amplio sentido del término, dejando en un segundo plano la política mediatizada que hoy impera. Si bien hay que resolver los problemas inmediatos, también tenemos que pensar cómo queremos ser en 20 ó 30 años.

Existen varios ejemplos de lo mal que se han hecho las cosas. Las crisis estudiantiles, el Transantiago, el mal manejo del reajuste del sector público, el escándalo desatado por los casos de Sida sin notificar, entre tantos otros. Al final todas las decisiones parecen tener que ir precedidas de presiones y conflictos de largo aliento.

Debemos crear una agenda prospectiva, que nos permita soñar nuestro país. La Presidenta cuenta con todo nuestro respaldo para focalizar estos temas en la etapa final de su mandato. Nadie quiere que éste sea el año del "pato cojo", concepto que caricaturiza el último año de
un gobierno, por su pérdida de poder frente al protagonismo de las candidaturas presidenciales. Lo cierto es que hoy las cojeras se ven sobre todo entre los parlamentarios de la propia Concertación, donde impera mucho más la máxima del "sálvese quien pueda", que el espíritu de colaboración y participación.

Eso, que hace peligrar el desarrollo del país, no lo queremos. El entonces Ministro Aninat se proyectó una vez hacia el Bicentenario; después, el Presidente Lagos miró hacia el 2012 y ahora se habla del 2020. Esto ocurre sólo porque no hemos sido capaces de pensar con perspectiva y de plantearnos metas ambiciosas, como lo hizo Perú, como lo están haciendo otros. Cuando nos sentemos a discutir con voluntad sobre políticas de largo plazo podremos construir los acuerdos fundamentales para encaminar a Chile hacia un progreso dinámico y más igualitario.