Por Andrés Silva Arancibia (*)
En Chile, gran parte de las evidencias de las últimas décadas indican que, los gobiernos privilegian decisiones de corto plazo, en desmedro de las decisiones de largo aliento. La manera de hacer política que se ha impuesto en estos tiempos, ha privilegiado de sobremanera la Subsistencia Política Personal Partidista, y no ha colocado el énfasis necesario en el desarrollo pertinente y consistente del Estado, este último visto como el ente superior, al cual se debe en totalidad el quehacer del administrador de turno elegido por mandato popular, es decir El Gobierno. En reiteradas oportunidades hemos escuchado que: “Lo urgente no siempre es lo importante”. La realidad demuestra que, El Gobierno se ocupa de lo urgente, mientras que El Estado implora por la trascendencia. Chile se ha entrampado en Políticas de Gobierno en menoscabo de Políticas de Estado, siendo estas últimas las que finalmente provocan un cambio cualitativo y sustantivo en el desarrollo de una sociedad. A modo de conclusión, en nuestro país el gobierno de turno al concentrar su atención en qué hacer para perdurar en el tiempo, distrae su esfuerzo y empeño en obras de corto plazo, bajo impacto y con realce mediático, no atendiendo las tareas fundamentales para las cuales está realmente diseñado, tareas que son de largo plazo (15, 20, 25 años), que tienen como principal virtud, el generar un Verdadero Cambio y no una verdadera “Reengañería Social”.
Al término de esta reflexión, puedo afirmar que, la política nacional se desvela por alcanzar la Subsistencia Política Personal Partidista, cuya visión miope, le impide concentrar su atención en una Existencia Política de Estado, cuyo único y gran objetivo sea garantizar el Bienestar de Toda la Sociedad, y no el de perpetuar en el poder a un grupo de actores, cuyos intereses personales, los hace autodenominarse garantes de la gobernabilidad nacional.
(*) DEA; MBA, España.